Es cierto que el bambú es conocido por sus cualidades de flexibilidad, de leer los cambios de presión, aire, y dinámica de su entorno y flexibilizarse , encogerse - fluir quizás, aunque el término siempre me ha generado urticaria -, colocarse en un pequeño baile que se deja afectar por las fuerzas ajenas, para terminar volviendo a su posición inicial - como el ciprés también -. Por todo ello, es altamente admirado en la cultura asiática. Tanto es así que en el Tao encontramos sus enseñanzas para observar el comportamiento del bambú y aprender de su movimiento flexible frente a la adversidad.
Pero... el bambú no se deja afectar por el entorno. Su retorno es buscando siempre volver al estado cero, quedarse en su forma original pase lo que pase.
Los árboles que me llaman a mi la atención como grandes enseñanzas son los pinos de roca ¿no son estos pinos mucho más interesantes?, creciendo en los lugares más insospechados e imposibles, donde nada crece, en el puro y compacto granito. Su nacimiento ya es casi heroico, en una grieta imperceptible de la roca - a lo mejor de semillas caídas de alguna rapaz que se posó dos minutos a buscar presa, o simplemente arrastradas por el viento -. Estos Pinos son verdaderamente una escultura natural de tiempo e inclemencias permanentes. Dejándose modelar por el viento, por el terreno, por la gravedad; dejando ver y aprovechando cada huella de adversidad en la que se han visto envueltos en su desarrollo. Un repetitivo y agresivo golpe de viento que genera un ángulo perfecto de 90º, por ejemplo, o un crecimiento imposible entre bloques buscando salir hacia la vertical ensanchando o comprimiéndose, para siempre, para adaptarse. Su forma es una huella perfecta de su camino, un modelado de su historia, honesto , directo. Que me perdonen los asiáticos pero yo prefiero un pino a un bambú, prefiero una forma que cuenta su historia, afectada y modelada por su entorno, convirtiendo la adversidad en el motivo mismo de su belleza - y no que capee el temporal volviendo siempre a su estado original -.
Estos pinos son el Kintsugi de los árboles, el Raku de la naturaleza.
Eso creo yo.